viernes, 22 de enero de 2010

Todo Bien.

Y me vengo para acá.
Donde casualmente comienza y termina todo.
Donde olvido mientras recuerdo, y finalmente se me olvida por qué es que me dolía tanto eso que traje para olvidar. Y luego no solo olvido por qué es que me dolía tanto eso que traje para olvidar, sino que verdaderamente se me olvida eso que traje para olvidar.
Entonces sale el sol, y los días son más limpios y yo me siento más liviana. Y voy a la playa y floto en el mar y juego con arena y me insolo y como cangrejo y pulpo y calamar. Y camino por las noches y manejo por la tarde y tomo sopa, me suelto el pelo, me río más y más duro, hablo más, escucho más, la abrazo y me abraza por todo y por nada. Y en la televisión veo novelas, las entiendo, las disfruto y me emociono con sus dramas y veo programas de Univisión, que son de lo mejor de la tarde.
Y todo está bien. Y se me olvida, sí. Sí que se me olvida eso que tanto dolió. Sí que se me olvida por qué era que me dolía el pecho como tan de verdad si todo eso fue siempre tan de mentiras.

2 comentarios:

  1. Que bueno es recordar que se puede olvidar. muaaaaaaaaa!

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  2. Amiga Julia, nada como matar recuerdos, para esperar los nuevos, mejores y más serenos :)

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