miércoles, 28 de octubre de 2009

No importa. 6 Datos aleatorios: Una historia, una croniquita ahí y 4 canciones.

1.
Voy en lancha. El agua se está metiendo por un hueco gigante que hay a babor. Miro para todos los lados y solo hay agua. Tan lejos todo. Aquí hasta los colores se demoran en llegar.

El agua va por la mitad. Yo estoy sentada en la mitad de la lancha. El agua me mueve, el cielo está despejado. La lancha se hunde. Yo floto. Yo flotando en la mitad del mar con ese cielo puesto encima, solo yo lo veo. Pasan 3 horas. Después de la sexta, me pregunto hasta cuándo voy a flotar. No tengo hambre, ni sed. El movimiento del agua me agrada. El cielo se pone negro y hay tantas, tantísimas estrellas que se empiezan a caer: Qué maravilla, me gusta flotar y ver el cielo sin afán.

El agua me abraza. Abro los ojos y el agua es el cielo ahora. Hay unos rayos de luz que bailan con el agua. Estiro los brazos y los toco. Qué parsimonia. Debajo del agua yo voy como corriendo pero no avanzo. Se ralentiza todo. Ya ni me acuerdo a dónde era que quería ir cuando corrí. No importa, estoy tan bien aquí. Agua tibia, los rayitos de luz, mi pelo moviéndose como el agua. Qué gran maravilla. Me gusta ser agua y ver en blanco y negro.

2.
Martes 5:30pm
Iba en esa silla que tanto me gusta en el bus*, cuando una señora putió al conductor.
Somos TAN violentos.
Estaba lloviendo muy duro. La gente quería llegar a su casa. El bus estaba repleto. Después de la putiada, todo el bus se abalanzó sobre el pobre busero que no sabía dónde meter la cara.
Quiero llegar a mi casa ya.
El taco de la nutibara retrasó 20 minutos mi anhelada llegada al hogar.

Miércoles 6:00pm
Decidí sentarme en la primera silla a la derecha, la que da a la ventana.
De aquí se ve otra cosa, es más amplia la vista, más limpia.
Como está empezando a llover a las 3 de la tarde, a las 6 –a veces- ya ha escampado y entonces la tarde queda con ese amarillito que tanto amo. Arrancó el bus y dos segundos después estaba repleto.
No importa.
Yo iba bien estrenando sillita. Estrenando vista. Luz roja, para el bus. Como yo miraba hacia afuera, fue inevitable ver en la panadería de la esquina, la cinta amarilla de la policía que cercaba el lugar, el carro de la fiscalía, el de la policía, por ahí unos 13 ó 17 mirones, 4 ó 6 policías, un cadáver, un charco de sangre, una mesa con coquitas rojas de plástico y sobras de pan, 3 botellas de coca-cola y 3 personas llorando histéricas.
Quiero llegar a mi casa ya.
Había taco** en la nutibara***. No estaba lloviendo.

Jueves 10:00pm
Después de las aventuras animadas de la pandilla, este bus que amo porque me deja en la puerta de mi casa, jamás pasó. En cambio, llegó este otro que da muchas vueltas y me deja a 7 cuadras de la casa. Listo. No problema. Me monto. Yo, para variar, quiero llegar a mi casa ya. (…) Se choca el bus, hacen bajar a la gente. Unos esperan el próximo bus. Yo camino unas 7 cuadras más de las planeadas.
Quiero llegar a mi casa ya –pensé.
Menos mal no llueve –pensé.

*ventana. lado izquierdo. casi al final.
** Taco: trancón, tranque, embotellamiento. Poca o nula movilidad de los carros.
***Nutibara: una calle muy concurrida.

3.
Música Ultrachimba de bus:



domingo, 18 de octubre de 2009

Radio Cosas. Tercera Edición.

Señora que se sienta a mi lado en el bus: Ten mucho cuidado y piénsalo muy bien antes de hablarme, más si es un miércoles a las 4, lunes a las 3 ó viernes a la 1.30 : yo no voy a querer hablar; por el contrario, si me preguntas la hora, la calle, la ruta del bus, el nombre de mi tío, el lugar de procedencia de mi apellido, la marca de mi saco o la razón del color de mis uñas, tal vez te escupa el rostro.

Y no lo tomes personal, es solo que en el bus, odio a las señoras como tú, que con una temperatura de 47ºC a la sombra, estás finamente arropada como si estuviéramos en Verjoyansk. Señora, Medellín hoy en día linda con la esquina superior izquierda del infierno. Entérate.

Me molesta, -porque me molesta enormemente- que me agarres del brazo con confianza y acerques tu arrugada cara a 30 cm de mi juventud y me preguntes: ¿este bus por qué dobló por aquí?. Sé tan amable de respetar mi burbuja personal y mi epidermis y no me preguntes tremenda estupidez!. ¿Cómo que por qué dobló por aquí? El bus dobla, por donde dobla porque así es su ruta, está escrito, no puede hacer nada para cambiarlo a menos que sean más de las 6 de la tarde y pase por la cuarta brigada –que le toca dar una gran vuelta- o más de las 9 de la noche y haga lo que le dé la gana… de otro modo, dobla por donde dobla porque sí!. Si tú no sabes para dónde vas, o por dónde dobla el bus, vete en taxi y cuando llegues a donde tienes que llegar cerciórate de que te pise una tractomula.

Señora, no me hables. Mira lo que me haces pensar. Yo soy un ser de paz, pero te odio. No me hables y no me toques y todo estará bien.

jueves, 1 de octubre de 2009

de la buena Suerte

Me levanto a propósito con el pie izquierdo para tener mala suerte y entonces me va muy bien.

Volteo a la izquiera por la tercera cuadra, subo las escaleras y toco el timbre. Qué maravilloso lugar: hay un gato negro, una escalera contra la pared y frascos de perfume dispuestos para ser quebrados, porque ahora resulta que traen mala suerte también.

Entonces entro, me siento en la silla más vieja. Me devuelvo a la entrada, solo para pasar otra vez bajo la escalera y que llegue a mí la mala suerte de una buena vez (...) Nada.

En la silla otra vez, Bola Negra se sienta en mis piernas. Le sobo las orejas y empieza a ronronear. Se voltea y me deja sobarle la panza. Ronronea más. Y pienso yo: pseudo felino del demonio, regálame algo de mala suerte (...) Nada.

Desesperada, i r a c u n d a, colérica, voy a la repisa empolvada donde hay 12 frascos de perfume y uno a uno los tiro por la ventana. La gente con buena suerte los esquiva, los otros con mala suerte los reciben en la cabeza y qué gran envidia siento de estos últimos.
Hay 11 frascos de perfume, todos quebrados. La tarde huele hediondo. Este olor me marea. Lanzo la última botella y -maldición- no se quiebra. Qué buena suerte la mía.