viernes, 18 de diciembre de 2009

Cuarto C

Nos quedábamos sentados horas y horas hablando, ríendo, comiendo, leyendo, inventando realidades paralelas a punta de qué tal si . El tiempo se nos iba muy lento y nos reíamos mucho. No teníamos afán de nada, solo de alimentar el alma, nutrir el conocimiento y recorrer la autopista interestelar ultraoceánica de las escalinatas en el occipital. Tunnn! Una luz directa entraba por el ojo derecho y atravesaba toda la corteza craneal y alguien reía diciendo: lo mataste, guardá ese celular.

Nos poníamos apodos, comprábamos chocolatinas y leíamos el oráculo. Hubo una temporada, cuando fuimos al mar, en la que los oráculos siempre hablaban de criaturas marinas: peces, algas, ecosistemas del mar. Entonces reaccionábamos sorprendidos porque el destino nos arrastraba a la orilla del mar y sabíamos que no podíamos escapar, tampoco es que lo quisiéramos. Una vez frente al mar, nos acercábamos más. Los colores se saturaron, el volumen subió. La algarabía era tal, que cada uno tenía su propia algarabía y la administraba sin austeridad. Todos gritábamos y todos nos escuchábamos. Todos respirábamos a la vez. Todos nacimos después de ver las luces debajo de una carpa verde.

Luego, vimos que la magia se acababa porque todos éramos muy humanos. Mientras estuvimos juntos, fuimos muy felices porque nos esmerábamos mucho en disimular esa humanidad, pero seguía ahí muy adentro de todos. Entonces empezó la mala vibra y cuanto más nos queríamos más insoportables éramos todos para todos. Entonces ya no podíamos estar todos juntos y si nos reuníamos todos, ella sacaba excusas y decía que no podía. Y si se reunían todos y yo no podía, entonces ella sí iba. Luego, fueron ellos dos. Ellos empezaron a actuar muy raro. Pero todos entendimos esas miraditas, incluso antes de que se supiera. Y estaba bien, el amor está creado para ser dado. Pero el amor no era para toda la gallada, era para ellos dos. El resto, seguíamos ríendo, seguíamos mofándonos de todo con la misma parsimonia y con el mismo deleite.

Ya no nos veíamos tanto. Ya cuando nos veíamos, no gozábamos como antaño. Entonces todos evitábamos la reunión, incluso sabiendo que el rato departido no iba a ser tan malo y efectivamente, nunca lo fue. Aún así lo seguíamos evitando y éramos hipócritas porque entonces, cuando nos encontrábamos en cualquier cafetería nos saludábamos sonrientes, con la misma camaradería en los ojos, con el mismo jueguito de palabras que excluye a cualquiera que no haya estado en todos y cada uno de los parches y en el momento de la despedida del esporádico encuentro en la cafetería, nos recriminábamos juguetonamente y todos coincidíamos en que hay que parchar, hay que parchar. Aún sabiendo que ya nadie quería parchar. Ya sabíamos que la magia se había ido y que ahora era angustioso reunirnos y no tener de qué hablar. Era angustioso reunirnos a recordar el pasado en el que tango gozamos y después de un par de risas y miradas nostálgicas a la nada, era patético vernos amarrados a ese pasado.

Finalmente después de mucho dilatar el encuentro, se dio justo en el lugar donde más nos reuníamos a departir en tiempos pasados. Nos reunimos con la tristeza en la mirada. Sabíamos que nos habíamos perdido notando por demás las humanidades de todos y en ese momento ya no había más tiempo de dónde sacar una tarde para reír. La más pequeña de todos, se iba por mucho tiempo y había que despedirla con alegría, para que nos recordara como siempre y se llevara la cálida boquita sonriente, que tanta falta le haría en esas frías tierras lejanas.

Y entonces como una maldición, cayó la realidad sobre nosotros. Volvieron las responsabilidades y el calendario escolar. Volvieron los intereses individuales por encima de los de la gallada y nos fuimos perdiendo cada uno en la propia rutina. Y se nos fue olvidando que todos los martes subíamos a la montañita, que todos los miércoles íbamos a ese parque, que todos los jueves veíamos el atardecer en Holanda, que todos los viernes eran de risa, que todos los sábados eran de fiesta y que los domingos hacíamos planes a futuro.

Y cuando nos encontrábamos en las cafeterías, nos seguíamos saludando con el mismo cariño, pero ya sin ataduras de concretar un encuentro. Y después de un tiempo vimos cómo todos empezábamos a andar con otras gentes y cómo esas nuevas gentes a veces se mezclaban con las viejas gentes y cómo a veces no. Y está bien. A veces nos encontramos todos en la misma esquina del recuerdo, porque todos estamos pensando en lo mismo justo en el mismo momento. Pero después de un par de pestañeos, y una mirada nostálgica a la nada, se desvanece la esquina y vuelve el plano real.


lunes, 30 de noviembre de 2009

No sé.

Yo no sé si era que estaba haciendo mucho calor, o que el colchón tenía una forma irregular producto de mis bailes saltados de la tarde, o el zumbidito interno del edificio que siempre está, o la armoniosa melodía que sale de las extensiones navideñas de luz, o que la gata no hacía sino correr como loquita por toda la casa -como cuando se enloquece-, o los sonidos de pólvora esporádicos propios de esta época decembrina, o el dolor de espalda que me acompaña los últimos días, o el chirrido de los grillos HD que se posan en el marquito de la ventana, o las ideas vagas, o las bobadas en las que –definitivamente- ya no debería pensar, o la cancioncita esa que repito en mi cabeza, yo no sé que fue, pero anoche no pude dormir.


viernes, 27 de noviembre de 2009

Radio Cosas. Cuarta Edición.

En el cine, se sientan al lado mío: un ex convicto y su pareja con sombra de ojos dorada y aroma a pachulí, que termina los verbos en tiempo presente conjugados en tercera persona con S (el que sea. Ejemplos: vinistes, gastastes, comprastes, etc.).

Empieza la Harry Potter y el misterio del príncipe*: Juepucha, grandes aventuras te esperan Harry, eres el elegido. Ya lo sabía, leí el libro, pero, wow!, qué efectos, qué maravilloso montaje, qué espléndido maquillaje! QUÉ EFECTOS! (ya, lo dije antes, sí, pero es que ¡UF!)

Le suena el celular al puto ex convicto (ringtone monofónico, so pobre hijo de perra) y a este ni le importa estar en una sala de cine, ni que sea el estreno de la 6ta película de Harry Potter, ni que la sala completa esté en silencio, y contesta airoso con su acento de montaña finamente encarnado en su haber. Si ñeño, espéreme que estoy en cine con la polla. Yo tengo que ir allá, pero apenas acabamos de entrar. Sí mejo, yo le caigo. Guárdeme, guárdeme. JUAJUA. Chao que estoy en cine.

A este pseudonormal, el celular le sonó un total de 7 veces. Las siete veces lo contestó. Yo lo tenía a escasos 50cm de mi corpórea presencia y su acentuado hablar y su barriga prominente y la fragancia de la novia, moza, esposa, querida, amante, amiga, mujer, acompañante, me revolvía las crispetas y la 7up que mi adorado padre había comprado para mí*** . La señora, después de la primera hora y media de la película, dice en perfecto español apaisado, montañoso, carnudo, seseante: ay si ve amor, yo le dije que meor nos fuéramos pa la etenta.

Los odio, los odio, los odio. ¡Putos! Lárguense, a qué entraron! Pienso para mí en mi alarido diálogo interior: déjenme el contacto con el filme, déjenme degustar en mi silencio y el de la sala, todo lo que David Yates preparó con tanto esmero para mí. Y no soy solo yo, al genialísimo Eijenbaum, hace mil años, y a mil quilómetros de acá se le ocurrió que al espectador el mínimo ruido exterior ajeno al filme le perturba mucho más que si estuviese en teatro. Si los espectadores que están junto a él, charlan, ello le impide concentrarse en el movimiento del filme; su ideal es no sentir la presencia del resto de espectadores, sino estar a solas con la película, hacerse el sordomudo. Así que a callar, malditos, a callar!

(…)

Las 2 horas 10 minutos que duró la película fueron tortuosos para ellos, porque en todo ese tiempo jamás supieron qué pasaba. Tortuosos para mí, porque en todo ese tiempo tuve exorbitantes, inigualables, incomparables e incontrolables niveles de ira en mi interior. Y porque finalmente, me quedé esperando mucho más de la película****. Pienso para mis adentros- otra vez- : qué gran bendición haber leído el libro previamente. Es más deliciosa la aventura, más descrita, más emocionante. La película: no debería quejarme tanto, los efectos son buenos y Bellatrix Lestrange es interpretada nada menos que por Helena Bonham-Carter -linda, adorada.

En fin, ir al cine a veces puede ser una pequeña pesadilla portátil. Hoy la desecho, se van al averno tú ex convicto y tu mujercita olorosa. Se van hoy mismo.


*Sí, me gusta Harry Potter. Sí me leí los libros. Sí voy a los estrenos de las películas. Sí, sueño con cómo sería el mundo si Hogwarts existiera y mis hijos** pudieran asistir construir su conocimiento hacia el futuro allí, de la mano de la señora McGonagall, de Hagrid, de la adorada Mrs. Pomfrey.

**Una cosa: Esta fantasía se confirma como falacia en el momento en el que menciono a mis hijos, que solo existen y existirán en el platónico plano de las ideas o en el onírico plano freudiano de los sueños. Ya los maté. Ya, fin del asunto. Segunda cosa: -respecto a mis hijos- No hay agua para ustedes!. La que les corresponde, me la voy a tomar yo, o la voy a utilizar para enjuagarme el pelo cuando me lo pinte. ¡JA!

***No soy partidaria de comer en los cines. A los cines se va a ver películas. Se come después o se come antes, no durante la película. Pero, no sé. Padre estaba generoso y se adelantó. Ni modo de rechazarle tan apreciado líquido vital, de la mano del delicioso maíz salado. (what ever)

****Otra cosa: No entraré en el absurdo debate de las adaptaciones cinematográficas Vs. obras literarias. Es basura, es perder tiempo valioso: cada obra se analiza como lo que es y punto. Obvio tendrá aspectos positivos como película, tanto como novela. FIN.

miércoles, 4 de noviembre de 2009

miércoles, 28 de octubre de 2009

No importa. 6 Datos aleatorios: Una historia, una croniquita ahí y 4 canciones.

1.
Voy en lancha. El agua se está metiendo por un hueco gigante que hay a babor. Miro para todos los lados y solo hay agua. Tan lejos todo. Aquí hasta los colores se demoran en llegar.

El agua va por la mitad. Yo estoy sentada en la mitad de la lancha. El agua me mueve, el cielo está despejado. La lancha se hunde. Yo floto. Yo flotando en la mitad del mar con ese cielo puesto encima, solo yo lo veo. Pasan 3 horas. Después de la sexta, me pregunto hasta cuándo voy a flotar. No tengo hambre, ni sed. El movimiento del agua me agrada. El cielo se pone negro y hay tantas, tantísimas estrellas que se empiezan a caer: Qué maravilla, me gusta flotar y ver el cielo sin afán.

El agua me abraza. Abro los ojos y el agua es el cielo ahora. Hay unos rayos de luz que bailan con el agua. Estiro los brazos y los toco. Qué parsimonia. Debajo del agua yo voy como corriendo pero no avanzo. Se ralentiza todo. Ya ni me acuerdo a dónde era que quería ir cuando corrí. No importa, estoy tan bien aquí. Agua tibia, los rayitos de luz, mi pelo moviéndose como el agua. Qué gran maravilla. Me gusta ser agua y ver en blanco y negro.

2.
Martes 5:30pm
Iba en esa silla que tanto me gusta en el bus*, cuando una señora putió al conductor.
Somos TAN violentos.
Estaba lloviendo muy duro. La gente quería llegar a su casa. El bus estaba repleto. Después de la putiada, todo el bus se abalanzó sobre el pobre busero que no sabía dónde meter la cara.
Quiero llegar a mi casa ya.
El taco de la nutibara retrasó 20 minutos mi anhelada llegada al hogar.

Miércoles 6:00pm
Decidí sentarme en la primera silla a la derecha, la que da a la ventana.
De aquí se ve otra cosa, es más amplia la vista, más limpia.
Como está empezando a llover a las 3 de la tarde, a las 6 –a veces- ya ha escampado y entonces la tarde queda con ese amarillito que tanto amo. Arrancó el bus y dos segundos después estaba repleto.
No importa.
Yo iba bien estrenando sillita. Estrenando vista. Luz roja, para el bus. Como yo miraba hacia afuera, fue inevitable ver en la panadería de la esquina, la cinta amarilla de la policía que cercaba el lugar, el carro de la fiscalía, el de la policía, por ahí unos 13 ó 17 mirones, 4 ó 6 policías, un cadáver, un charco de sangre, una mesa con coquitas rojas de plástico y sobras de pan, 3 botellas de coca-cola y 3 personas llorando histéricas.
Quiero llegar a mi casa ya.
Había taco** en la nutibara***. No estaba lloviendo.

Jueves 10:00pm
Después de las aventuras animadas de la pandilla, este bus que amo porque me deja en la puerta de mi casa, jamás pasó. En cambio, llegó este otro que da muchas vueltas y me deja a 7 cuadras de la casa. Listo. No problema. Me monto. Yo, para variar, quiero llegar a mi casa ya. (…) Se choca el bus, hacen bajar a la gente. Unos esperan el próximo bus. Yo camino unas 7 cuadras más de las planeadas.
Quiero llegar a mi casa ya –pensé.
Menos mal no llueve –pensé.

*ventana. lado izquierdo. casi al final.
** Taco: trancón, tranque, embotellamiento. Poca o nula movilidad de los carros.
***Nutibara: una calle muy concurrida.

3.
Música Ultrachimba de bus:



domingo, 18 de octubre de 2009

Radio Cosas. Tercera Edición.

Señora que se sienta a mi lado en el bus: Ten mucho cuidado y piénsalo muy bien antes de hablarme, más si es un miércoles a las 4, lunes a las 3 ó viernes a la 1.30 : yo no voy a querer hablar; por el contrario, si me preguntas la hora, la calle, la ruta del bus, el nombre de mi tío, el lugar de procedencia de mi apellido, la marca de mi saco o la razón del color de mis uñas, tal vez te escupa el rostro.

Y no lo tomes personal, es solo que en el bus, odio a las señoras como tú, que con una temperatura de 47ºC a la sombra, estás finamente arropada como si estuviéramos en Verjoyansk. Señora, Medellín hoy en día linda con la esquina superior izquierda del infierno. Entérate.

Me molesta, -porque me molesta enormemente- que me agarres del brazo con confianza y acerques tu arrugada cara a 30 cm de mi juventud y me preguntes: ¿este bus por qué dobló por aquí?. Sé tan amable de respetar mi burbuja personal y mi epidermis y no me preguntes tremenda estupidez!. ¿Cómo que por qué dobló por aquí? El bus dobla, por donde dobla porque así es su ruta, está escrito, no puede hacer nada para cambiarlo a menos que sean más de las 6 de la tarde y pase por la cuarta brigada –que le toca dar una gran vuelta- o más de las 9 de la noche y haga lo que le dé la gana… de otro modo, dobla por donde dobla porque sí!. Si tú no sabes para dónde vas, o por dónde dobla el bus, vete en taxi y cuando llegues a donde tienes que llegar cerciórate de que te pise una tractomula.

Señora, no me hables. Mira lo que me haces pensar. Yo soy un ser de paz, pero te odio. No me hables y no me toques y todo estará bien.

jueves, 1 de octubre de 2009

de la buena Suerte

Me levanto a propósito con el pie izquierdo para tener mala suerte y entonces me va muy bien.

Volteo a la izquiera por la tercera cuadra, subo las escaleras y toco el timbre. Qué maravilloso lugar: hay un gato negro, una escalera contra la pared y frascos de perfume dispuestos para ser quebrados, porque ahora resulta que traen mala suerte también.

Entonces entro, me siento en la silla más vieja. Me devuelvo a la entrada, solo para pasar otra vez bajo la escalera y que llegue a mí la mala suerte de una buena vez (...) Nada.

En la silla otra vez, Bola Negra se sienta en mis piernas. Le sobo las orejas y empieza a ronronear. Se voltea y me deja sobarle la panza. Ronronea más. Y pienso yo: pseudo felino del demonio, regálame algo de mala suerte (...) Nada.

Desesperada, i r a c u n d a, colérica, voy a la repisa empolvada donde hay 12 frascos de perfume y uno a uno los tiro por la ventana. La gente con buena suerte los esquiva, los otros con mala suerte los reciben en la cabeza y qué gran envidia siento de estos últimos.
Hay 11 frascos de perfume, todos quebrados. La tarde huele hediondo. Este olor me marea. Lanzo la última botella y -maldición- no se quiebra. Qué buena suerte la mía.

viernes, 25 de septiembre de 2009

días.

***
Un día de estos voy a salir a tomarle fotos a las cometas y a los carros. A los indigentes y a mujeres de ojos bonitos. A los menores de edad que se emborrachan, vomitan y ríen por las calles. A los elefantes desnutridos del zoológico. Voy a besar a quien me filtreé en la estación del metro, en la disco o en las escaleras. O al extranjero que siempre va a ese parque. Voy a saltar a los rieles del tren, para ver cómo es allá abajo.
***
El escenario: un día nublado.
Los días nublados son suspiros. Son nubes rosadas, hechas de algodón de azúcar. Muy, muy rosados. Tanto, que empalagan. Entonces es mejor cerrar los ojos y dejarse ir allá, a ese pedazo del cuadro en el que la nube toca las montañas. Solo ahí en la mitad de las nubes, tal vez, se pueda disfrutar su olor a dulce rosado, su sabor a algodón de azúcar. Desde acá lo único es imaginar… a qué sabrá. De solo pensar eso lo que queda ahora, lo único posible, es tomar las alas y echar a volar.
***
Acabo de echarme la cobija encima. Todo se ve bonito aquí, debajo de esta sabana anaranjada.
Los parlantes no dejan de zumbar porque como son de los baratos, cuando no suena la música, el audio de las películas o las alarmas de messenger, suena este ruidito idiota que no me deja dormir. No me voy a parar para apagarlos, me va a quitar tiempo valioso de siesta.
-
Qué tontería, me paro los apago y duermo, sino no voy a dormir nada. Lo peor es que suenan carros, pajaritos y esa cosa que siempre está sonando en el edificio, que es otro tipo de zumbido y lo curioso es que esos sonidos me dejan dormir, menos el estúpido ruido de los parlantes. Listo me paro y voy. Ya está.
-
Ah, qué dicha! Siesta tardeal, lluvia en el techo del parqueadero, friesito ensoñador. Me desconecto en cinco, cuatro, tres… qué delicia esa lluvia, como suena de bonito. Y este friesito y la cobijita. Ah, qué perfección. Voy a poner el despertador.
-
Que le pasa a esta gata endemoniada, que no deja de maullar?


Pasa todo el tiempo.

Un niño llora y la mamá no lo escucha porque está borracha viendo la telenovela. Hace un mes se emborracha viendo novelas. En un canal que es solo de telenovelas.

Se volvió adicta al vino, pero no puede tomarlo en reuniones con sus amigos, no. Tiene que tomarlo frente al tv, viendo como hermosas y pobres mujeres obtienen su vida feliz, siendo sirvientas y encontrando a un hombre rico que las ama y las convierte en princesas.

Pasa todo el tiempo, los niños se mueren de hambre, porque sus padres están borrachos frente al televisor. Pasa todo el tiempo, mujeres hermosas son sirvientas y encuentran su vida feliz.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Radio Cosas. Segunda Edición.


Mujeres: ¡al quirófano ya!, que sí hay maneras de triunfar en este bello mundo.

Oh, mujer de desproporcionadas virtudes, no te preocupes más!, cerca tuyo, en esta bella ciudad que progresa entre montañas y desperdicios bioquímicos, siembre habrá un centro estético que suplirá toda necesidad física que la genética no pudo instaurar.

En vez de gastar horas interminables frente a productos televisivos que prometen un cuerpo torneado, aceitado y deseable; decídete de una vez por el bisturí, que preciso y poco discreto, traerá a tu vida el éxito que ni pregrado, sortilegio, baño de la suerte, tío en la Alpujarra, plata bajo cuerda o gallina de huevos de oro, puedan brindarle a corto plazo y acompañado de pocas molestias postoperatorias, constante sangrado, terrible hinchazón y otra pequeña gran cantidad de minucias carentes de importancia.

Este es el momento de invertir en tu cuerpo. No te detengas a pensar en el momento angustioso que ha de venir, producto del pago por cuotas de los 36 millones de pesos que valen todos los ajustes corporales que requieres y que -sin duda- te harán fumar y comer sin fundamentación alguna; pues no serán problema: el cáncer o un tiro de gracia en la mitad de los sesos a causa de la obesidad, harán de fiador y vas a librarte del pago en su totalidad, así como de intereses, aranceles y vergüenzas.
Ánimo, siempre hay una salida!

domingo, 6 de septiembre de 2009

The Blowers Daughter.

La primera vez que escuché esta canción estaba en una finca de mis tíos en El Carmen de Apicalá, Tolima. Veraneadero caercano a Bogotá.
Los primos estaban en la piscina y mi prima cercana y yo estábamos bajo un techito, al lado de la piscina. Luego, una prima lejana sacó su estuche de cd's. Yo empecé a ojearlo junto con mi prima cercana, a ver qué había de interesante.
Encontramos el cd de Damien Rice y la prima lejana dijo algo como: 'Ese es muy bueno!' o 'Ese me encanta!'. Yo no tenía idea de quién era Damien rice, entonces las dos primas (la lejana y la cercana) se dieron a la tarea de referenciarme al artista.
Me dijeron que había una canción de él que era parte de la banda sonora de la película Closer -que estaba muy de moda por esos días- pero que yo vería 5 años después encontrándola absolutamente desgarradora y mal afamada, ya que todo el mundo alababa su historia, sus actores, la sensualidad de sus personajes, el manejo del tiempo o la fabulosa dirección de arte y yo lo único que amaba completamente de esa película, había sido ésta chimba de canción:

jueves, 27 de agosto de 2009

La historia de María Lina y María Luisa y como no siempre que uno va caminando, pasa algo.

Yo camino por la calle como el resto del mundo y creo que por ponerlo escrito entonces ya es un hecho que a alguien le pueda importar. Pero en realidad a nadie le importa, porque al fin y al cabo todos han caminado por la calle alguna vez, entonces el hecho de caminar por sí solo, no tiene nada de emocionante.

Ayer o en estos días -no sé bien cuándo- abrí un blog que se llamaba algo así como escritura automática, en el que el objetivo es escribir algo, con sentido, pero de manera automática, tal y como su nombre lo indica. Entonces, decidí empezar por lo más obvio, lo primero que se me viene a la cabeza cuando voy a escribir: una situación en la que alguien va caminando y de repente algo le pasa (se encuentra algo, se cae a un hoyo, se queda calvo, empieza a ver en blanco y negro. Lo que sea) y su vida cambia por completo. Ojo, todo esto solo le puede pasar mientras camina.

Resulta que he caminado tanto y nunca me ha pasado nada, que he decidido cambiar la situación y agregar más detalles o más personajes para que finalmente algo pase, porque ya es suficientemente absurdo que en los relatos siempre pase algo cuando las personas caminan y en la vida real, el hecho de caminar, no sea más que la reiteración de la pobreza y el deseo de una vida mejor, en la que uno se tele transporte o al menos, tenga una bicicleta (ya que analizando la situación planetaria, un carro o una moto más, desequilibraría las cargas y añadiría un poco más de contaminación y entonces todos moriríamos ahogados en la basura; y ésta como última consecuencia, definitivamente permitiría –por fin- que nada pasara, ni siquiera que caminemos, porque ya nadie caminaría: no habría suelo caminable, ni sujeto caminador).

La situación entonces ya es suficientemente preocupante porque uno tiene que empezar a pensar: qué es lo más emocionante que puede pasar, en vista de que nada pasa mientras uno camina. Lo que sigue a continuación es imaginarse n-mil acciones (cualquiera, la que sea. Esto funciona como una fórmula, así que haga el ensayo amigo lector con una acción cualquiera, como MULTIPLICAR) y adornarlas con el oh hermoso deseo de que cualquier pequeño detalle escrito, descrito, fotografiado, narrado, construido, ido, ido… etc, sea algo que le dé un giro inesperado a la vida de todos y que por fin empiece a pasar algo interesante, y de repente llega la idea de golpe: pam!. No tiene que ser algo mágico y empalagoso como los escriticos religiosos y cristianos en los que la vida le cambia a una persona solo por tocar fondo y demostrar que su vida es una miseria.

Finalmente y luego de divagar con muchas palabras, redundar, dar vuelta a la derecha y a la izquierda, queda algo significativamente repugnante como:

María Lina multiplicaba los domingos por la tarde y dividía los lunes por la mañana. María Luisa, no sabía multiplicar. Una vez se juntaron las dos un martes en la tarde. Cuadraron una cita el domingo por la tarde: María Lina le iba a enseñar a María Luisa a multiplicar. Cuando se encontraron, lo que hicieron fue chismosear toda la tarde. La una se enteró de los detalles innombrables que la otra hacía sola por las noches. La otra, se preguntaba por qué la una no era capaz de multiplicar si era tan fácil. Las dos perdieron el examen de factorización 5 años después.

jueves, 20 de agosto de 2009

A ti, Querido quiero-ser Artista

Hola, soy muy teso.
No me baño porque soy artista.
No me baño porque como filosofo sobre la vida y la existencia, pienso que la apariencia es pura basura; además que los jabones, shampoos, y demás productos contaminan enormemente el planeta.

Hola, soy artista y soy muy teso. Estudio artes, sí, porque soy artista. Perdón que lo repita, pero quiero que quede claro. En serio, de verdad, soy artista, no pongás esa cara*.
La semana pasada estuve en una cruzada artística –muy urbana- que recorrió toda la ciudad. Vomitamos las calles. No dejamos un centímetro sin vomitar.
Íbamos muy ebrios, oliendo gasolina, dando muchas vueltas porque estamos locos. Queríamos mostrar la locura desalmada del mundo, queríamos mostrar como todo lo que piensan aquellos que no son artistas, está viciado por la pestilencia de esta puta ciudad.
Sí, me gusta Fito Paéz y me empeño en hablar como él. Sí, cojo con hombres y mujeres, sin condón porque soy libre.Sí, soy artista y vomito las calles.


Nota del Editor**:
*Now go fuck yourself you so called artist i-don't-speak-english cause its media bullshit.
Foto tomada de uglypeople.com. Modificada por mi mano izquierda.



**Sí juventudes, tengo editor.

domingo, 16 de agosto de 2009

las carreteras.

**Escuchar: Sleepwalk de Santo & Johnny. Ubicarse: mentalmente -y en lo posible, espacialmente- en 1959 **

Cambia la vida de la gente cuando dos gentes van a 40kmph en un carro convertible, manejando hacia el horizonte.
Cambia, porque como manejan con parsimonia, se olvidan de lo que hay atrás y a veces poco les importa lo que vendrá delante. Es como si solo importara el pedacito de suelo sobre el que pasan a cada momento que, como es tan corto, casi carece de su misma esencia y entonces no importa más.
Lo que pasa entonces es que solo manejan y abren la boca para que se les seque la lengua y eventualmente paran a besarse y a hacer cochinadas a un lado de la carretera, bajo el sol calientito de 5:45 de la tarde, que aparte de tener la temperatura ideal, colorea el mundo de una manera que lo hacer parecer perfecto a los ojos de estas dos gentes que realmente creen en esa perfección al estar solo el uno con el otro, ese sol y cualquier canción de autopista.

sábado, 15 de agosto de 2009

Radio Cosas. Primera Edición.

Transmitiendo para toda la ciudad, desde una montaña cualquiera. Esta noche –jóvenes- : promete. Pónganse sus mejores trapitos y recorran las calles, que muchos están esperando que algo pase hoy.
Sí señoras y señores, hoy es el día para que usted amigo que no se anima, que requiere un empujoncito y que está esperando que le llegue una platica, haga lo que ha estado aplazando desde hace tanto. No espere más hoy y hágalo: móntese en la barra, vomite el piso, bese a un desconocido, dróguese por primera vez. Solo hágalo y no piense en el futuro ni en el mañana.
Querido, queridísimo joven: Usted ya no fue el futuro de éste país, así que deje el lloriqueo sobre el producto lácteo que reposa entre sus botas de cuero y el suelo.
Ahora las instrucciones para pasarla bien hoy: prenda un cigarro, porque lo del cáncer es invento científicamente comprobado; saque pecho y meta barriga, porque la imagen es todo. Y salga a conseguir pollitas en busca de amor, las noches están plagadas de damitas emperifolladas, maquilladas y bien peinadas que están deseando ser pescadas por usted, amigo pescador. No lo piense más, solo salga, goce, beba, tome.
Mañana… ¡ah! Qué va mañana… a lo mejor hoy muere de sobredosis, así que qué más da.