lunes, 30 de noviembre de 2009

No sé.

Yo no sé si era que estaba haciendo mucho calor, o que el colchón tenía una forma irregular producto de mis bailes saltados de la tarde, o el zumbidito interno del edificio que siempre está, o la armoniosa melodía que sale de las extensiones navideñas de luz, o que la gata no hacía sino correr como loquita por toda la casa -como cuando se enloquece-, o los sonidos de pólvora esporádicos propios de esta época decembrina, o el dolor de espalda que me acompaña los últimos días, o el chirrido de los grillos HD que se posan en el marquito de la ventana, o las ideas vagas, o las bobadas en las que –definitivamente- ya no debería pensar, o la cancioncita esa que repito en mi cabeza, yo no sé que fue, pero anoche no pude dormir.


viernes, 27 de noviembre de 2009

Radio Cosas. Cuarta Edición.

En el cine, se sientan al lado mío: un ex convicto y su pareja con sombra de ojos dorada y aroma a pachulí, que termina los verbos en tiempo presente conjugados en tercera persona con S (el que sea. Ejemplos: vinistes, gastastes, comprastes, etc.).

Empieza la Harry Potter y el misterio del príncipe*: Juepucha, grandes aventuras te esperan Harry, eres el elegido. Ya lo sabía, leí el libro, pero, wow!, qué efectos, qué maravilloso montaje, qué espléndido maquillaje! QUÉ EFECTOS! (ya, lo dije antes, sí, pero es que ¡UF!)

Le suena el celular al puto ex convicto (ringtone monofónico, so pobre hijo de perra) y a este ni le importa estar en una sala de cine, ni que sea el estreno de la 6ta película de Harry Potter, ni que la sala completa esté en silencio, y contesta airoso con su acento de montaña finamente encarnado en su haber. Si ñeño, espéreme que estoy en cine con la polla. Yo tengo que ir allá, pero apenas acabamos de entrar. Sí mejo, yo le caigo. Guárdeme, guárdeme. JUAJUA. Chao que estoy en cine.

A este pseudonormal, el celular le sonó un total de 7 veces. Las siete veces lo contestó. Yo lo tenía a escasos 50cm de mi corpórea presencia y su acentuado hablar y su barriga prominente y la fragancia de la novia, moza, esposa, querida, amante, amiga, mujer, acompañante, me revolvía las crispetas y la 7up que mi adorado padre había comprado para mí*** . La señora, después de la primera hora y media de la película, dice en perfecto español apaisado, montañoso, carnudo, seseante: ay si ve amor, yo le dije que meor nos fuéramos pa la etenta.

Los odio, los odio, los odio. ¡Putos! Lárguense, a qué entraron! Pienso para mí en mi alarido diálogo interior: déjenme el contacto con el filme, déjenme degustar en mi silencio y el de la sala, todo lo que David Yates preparó con tanto esmero para mí. Y no soy solo yo, al genialísimo Eijenbaum, hace mil años, y a mil quilómetros de acá se le ocurrió que al espectador el mínimo ruido exterior ajeno al filme le perturba mucho más que si estuviese en teatro. Si los espectadores que están junto a él, charlan, ello le impide concentrarse en el movimiento del filme; su ideal es no sentir la presencia del resto de espectadores, sino estar a solas con la película, hacerse el sordomudo. Así que a callar, malditos, a callar!

(…)

Las 2 horas 10 minutos que duró la película fueron tortuosos para ellos, porque en todo ese tiempo jamás supieron qué pasaba. Tortuosos para mí, porque en todo ese tiempo tuve exorbitantes, inigualables, incomparables e incontrolables niveles de ira en mi interior. Y porque finalmente, me quedé esperando mucho más de la película****. Pienso para mis adentros- otra vez- : qué gran bendición haber leído el libro previamente. Es más deliciosa la aventura, más descrita, más emocionante. La película: no debería quejarme tanto, los efectos son buenos y Bellatrix Lestrange es interpretada nada menos que por Helena Bonham-Carter -linda, adorada.

En fin, ir al cine a veces puede ser una pequeña pesadilla portátil. Hoy la desecho, se van al averno tú ex convicto y tu mujercita olorosa. Se van hoy mismo.


*Sí, me gusta Harry Potter. Sí me leí los libros. Sí voy a los estrenos de las películas. Sí, sueño con cómo sería el mundo si Hogwarts existiera y mis hijos** pudieran asistir construir su conocimiento hacia el futuro allí, de la mano de la señora McGonagall, de Hagrid, de la adorada Mrs. Pomfrey.

**Una cosa: Esta fantasía se confirma como falacia en el momento en el que menciono a mis hijos, que solo existen y existirán en el platónico plano de las ideas o en el onírico plano freudiano de los sueños. Ya los maté. Ya, fin del asunto. Segunda cosa: -respecto a mis hijos- No hay agua para ustedes!. La que les corresponde, me la voy a tomar yo, o la voy a utilizar para enjuagarme el pelo cuando me lo pinte. ¡JA!

***No soy partidaria de comer en los cines. A los cines se va a ver películas. Se come después o se come antes, no durante la película. Pero, no sé. Padre estaba generoso y se adelantó. Ni modo de rechazarle tan apreciado líquido vital, de la mano del delicioso maíz salado. (what ever)

****Otra cosa: No entraré en el absurdo debate de las adaptaciones cinematográficas Vs. obras literarias. Es basura, es perder tiempo valioso: cada obra se analiza como lo que es y punto. Obvio tendrá aspectos positivos como película, tanto como novela. FIN.

miércoles, 4 de noviembre de 2009